viernes, 12 de diciembre de 2008

MEMPHIS MINNIE!! Programa del 12.12.08 a las 22.00 hs.


Si se utilizara la expresión "blueswoman", sin duda ELLA, sería una ...
Hoy reseñaremos la biografía y obra de la gran MEMPHIS MINNIE, quien supo ganarse un lugar en un mundo de hombres muy duros, siendo, como mujer con todas las letras, más ruda que todos ellos. Atravesó más de 3 décadas históricas del blues, grabó desde country blues hasta blues de Chicago, pasó por todos los sellos discográficos, un fenómeno!
Además, era súper sexy, súper talentosa, cantante excepcional y guitarrista única, de pie...señores

jueves, 30 de octubre de 2008

UNA GIRA POR EUROPA!! Programa del 31.10.08, 22.00 hs

Cuando decimos "Blues Europeo", lo primero en lo que se piensa es, naturalmente, Blues Británico, pero más allá de él, Europa continental, cuna histórica de la gran cultura, produjo muchísimo y muy buen blues...

Quizá a los europeos les cueste asimilar la idea de que existe un blues argentino o latinoamericano, pero a la inversa, AZOTEA BLUES te invita a empezar a cruzar un puente cultural y conocer blues de toda Europa. Pasaremos:

Sir Oliver Mally's Blues Distillery - Austria - Sameli Rajala & The Backstrokes - Finlandia - Oddvar Solheim & The Hard Luck Blues Band - Noruega -Marc Gaudry - Francia - Lubos Andrst With Reesie Davis (en la foto) - Rep. Checa -Krølle Erik - Dinamarca -Jean Jacques Milteau - Francia - Hobo Blues Band - Hungría - Jan Gerfast - Suecia - Fall in blues - Austria - Eiric Bergene - Noruega-Crossroadz - Rusia - Blues Wire - Grecia - Kasa Chorych - Polonia - Jan Spálený & Kalandra & Pavlícek - Rep. Checa - Clas Yngstrom Trio - Suecia - Breakout - Blues - Polonia -

martes, 9 de septiembre de 2008

Robert Crumb, creador del comic urderground y coleccionista compulsivo de discos de 78 rpm

Viernes 12/09/2008 22:00 hs.


Robert Crumb, uno de los cinco hijos del militar de carrera Charles V. Crumb, nace el 30 de agosto de 1943 en Philadelphia (EE.UU.) en un ambiente católico y conservador; con un padre de maneras violentas (le rompió la clavícula cuando tenía cinco años) y una madre fervorosa torturada por la culpa, Robert y sus hermanos tuvieron que aprender a evadirse rápidamente, y para ello nada tan a mano como aquellos tebeos que tanto les gustaban. Aunque ciertos biógrafos aseguren que Robert comenzó a garabatear hábil y espontáneamente con tan sólo tres años de edad, sabemos por contra que Charles -el mayor- obligaba a sus dos hermanos varones a ilustrar una y otra vez variaciones sobre la versión cinematográfica de La isla del tesoro (que les había fascinado), y fue gracias a él que Robert aprendió a dibujar rápido y bien ("Para salir rápido de eso", diría después en uno de sus muchos comics autobiográficos):

"Me gusta dibujar, eso es todo, es un hábito que tengo profundamente arraigado, y es debido a mi hermano Charles. Él fue quien empezó con todo esto de los tebeos cuando éramos unos críos; estaba obsesionado con ellos, no le interesaba nada de lo que hacen los niños normales, ni los juegos, ni los deportes. No hacía más que leer tebeos, dibujarlos, pensar y hablar de ellos. A mi me gustaba dibujar, pero además me interesaban otras muchas cosas además de los tebeos. Me gustaba dibujar escenas realistas con edificios, coches, cosas así; a él no le interesaba nada de esto, únicamente los tebeos. Nos reuníamos y hablábamos sobre tebeos. De hecho, la compañía de tebeos "El club de tebeos Crumb" éramos los cinco hermanos: Charles, Robert, Carol, Sandy y Maxon."


Por medio de Charles y su colección, Robert conseguirá asomarse muy pronto al mundo de la ilustración satírica, del que más tarde será una figura capital; en 1958 descubrirá la revista Mad, quedando así fascinado con gente como Harvey Kurtzman, Basil Wolverton y Bill Elder, que inspirarían claramente a Robert y Charles a la hora de crear su primer fanzine, Foo Crumb Brothers Almanac: Sátiras y Parodias (en referencia a los antiguos comics de Smokey Stover), donde un Crumb de quince años comenzaría ya a desarrollar uno de sus personajes más famosos, El Gato Fritz. Desgraciadamente, el proyecto Foo -editado originalmente en septiembre del 58- no tuvo el éxito esperado (realmente circularon muy pocas copias), y los dos disgustados hermanos quemaron la mayor parte de los ejemplares existentes. Por dedicarle toda su atención a esta afición suya, los Crumb se convirtieron pronto en unos "bichos raros" cuya vida social se reducía únicamente a enseñar su trabajo a sus compañeros de estudios y a venderlo por el vecindario (o al menos, a intentarlo).

Además del dibujo, Robert no tardaría en mostrarse enormemente precoz en otro aspecto que también le marcaría de por vida: la sexualidad, a la que despertó a tan temprana edad que -según cuenta él mismo- lo erotizaba nada más y nada menos que el Bugs Bunny de su más tierna infancia.... así como las botas de cuero de su tía y el deseo irrefrenable -y a veces satisfecho- de cabalgar sobre ellas. Semejante libido infantil, sumada a un carácter tímido e introvertido (y a una educación primaria de colegio católico que le enredó la psique -aún más si cabe- hasta convertirlo en un enano puritano reprimido y desorientado), no le facilitaron en absoluto las cosas a la hora de relacionarse con los demás (sobre todo con las chicas), de modo que cuando Robert llega a la escuela superior, se descubrirá incapaz de integrarse entre sus compañeros:

"Recuerdo que a los trece o catorce años, cuando intentaba ser un adolescente normal, hacía el ridículo. Intentaba comportarme como ellos y resultaba ridículo, muy extraño, de modo que dejé de intentarlo y me convertí en una sombra. Ni siquiera estaba allí, la gente ni siquiera era consciente de que yo estuviese allí, en su mismo mundo. Aquello me anuló por completo, ya que había desaparecido la presión por intentar ser normal. Me empecé a interesar por la música antigua, intentaba juntarme con los negros, iba de puerta en puerta buscando discos viejos, cosas de esas que resultan inconcebibles en un adolescente normal. Cuando tenía 17 años empecé a tener esa obsesión de que pasaría a la historia como un gran artista y de que esa sería mi venganza."

Esta actitud asocial acompañará a Robert Crumb en adelante y por siempre, provocando que -al menos hasta los veintitantos años- se sienta profundamente anonadado, reprimido y asqueado con todo lo que le rodea.


En octubre de 1962 la familia Crumb al completo se muda a Cleveland, donde Robert encuentra trabajo como ilustrador en la empresa de tarjetas de felicitación American Greeting Card Company, en la que cada empleado dibuja una tarjeta tras otra como si de una cadena de montaje se tratase; al mismo tiempo, y para contrarrestar semejante y tediosa rutina, comienza a hacer sus primeros pinitos en algunas publicaciones underground como Yarrowstalks, realizando además ilustraciones y tiras semanales para el periódico The East Village Other de Nueva York. Al cabo de dos años de monótona existencia, conocerá a Dana Morgan para cumplir la profecía que antaño hiciera su padre de que se casaría con la primera mujer que encontrase (con quien tuvo un crío del que muy pronto se desentendió); mientras, el LSD hace aparición en su vida por vez primera para venir a cambiarlo absolutamente todo en ella. Por lo pronto, su manera de dibujar se torna en un estilo totalmente psicotrópico y surrealista (acorde a los tiempos reinantes), de modo que en 1967 -alentado por la reacción favorable que encontraron algunos dibujos suyos publicados en fanzines alternativos- decide trasladarse con Dana a San Francisco, epicentro del movimiento hippie y las comunas libertarias que por entonces se hallaba en pleno auge de la psicodelia y del llamado flower power. Sin embargo, y en palabras del propio Crumb, él no se sentía parte de ese ambiente:

"Dios sabe que lo intenté. Venía aquí todos los días e intentaba ser uno de ellos, naturalmente lo hacía para ver si me tocaba algo de todo ese amor libre, pero no me comía una rosca, me decían: — tú eres de narcóticos — y en las fiestas todos se apartaban de mí, ya que más o menos tenía el mismo aspecto que ahora. Recuerdo que una vez Janis Joplin me dio un consejo, me dijo:
— Crumb ¿qué pasa contigo, es que no te gustan las chicas? —, y yo respondí: — Claro que me gustan las chicas, ¿que te crees? — y ella me respondió: — Pues entonces déjate crecer el pelo, ponte una de esas camisas de satén, una chaqueta de terciopelo, unos pantalones de campana y unos zapatos modernos y verás como funciona —, pero no podía hacerlo, todo aquello me parecía demasiado estúpido, no iba conmigo. Nunca fui un hippie auténtico, yo no era lo bastante guapo... quiero decir en espíritu; en mi espíritu habitaban oscuros demonios y los hippies lo sabían, ellos eran capaces de detectar tus vibraciones."

Será en este caldo de cultivo hippie donde Crumb se siga formando como artista: comienza a colaborar como profesional con otras publicaciones, entre las que se encuentra Help!, revista humorística editada por James Warren donde nuestro genio consigue realizar uno de sus mayores sueños: trabajar con Harvey Kurtzman, dibujante y creador de la revista Mad, al que Crumb considera como una de sus mayores influencias. Será en las páginas de Help! donde Crumb rescata y desarrolla el personaje de El Gato Fritz, una de las creaciones de su infancia y posiblemente la de mayor repercusión; muchos artistas que más tarde formarían parte del movimiento contracultural comiquero junto con Crumb (como Skip Williamson, Gilbert Shelton o Jay Lynch) también trabajarían en Help!.

Será también en San Francisco, a comienzos de 1968, donde Crumb publicará el primer número de su fanzine Zap Comix, considerado como el acta de nacimiento del llamado comic underground o comix; durante este periodo, Crumb siguió experimentando con el mundo de las drogas, consiguiendo a cambio algunas malas experiencias con el LSD que llevaron a Robert, sin embargo, a crear algunos de sus más famosos personajes, incluyendo a Mr. Natural. Zap Comix se convirtió en un gran éxito de la noche a la mañana, y aunque consiguió atraer la atención del público, desgraciadamente también atrajo la de las asociaciones feministas, que se quejaron repetidamente de que las mujeres que aparecían en los comics de Crumb no eran más que meros objetos sexuales; a su vez, la historieta de 1969 "Joe Blow", que apareció publicada en el número cuatro de Zap, llevó a Robert a los tribunales por obscenidad y por su tratamiento acerca del tema del incesto. A este respecto Richard Corben, otro adalid de las huestes hippies del comic tan venerado y discutido como Crumb, afirma:

"“Los setenta fueron también algunos de los momentos más difíciles para Crumb. En el número uno de Zap, publicado en 1968, Crumb creó una historieta de seis viñetas en la que aparecían unos personajes de pies enormes con una frase que rezaba el ya famoso Keep On Truckin' [Tira pa' lante]. Ésta imagen se convertiría en un icono muy popular de la contracultura hippie y Crumb recibiría royalties durante años, pero un pleito judicial inesperado puso en duda los derechos de autor de Crumb (que nunca fueron registrados), y en 1977 un juez federal acabó dictaminando que Crumb había dejado caer la imagen dentro del dominio público, liberando así a aquellos que pirateaban su imagen de pagar cualquier tipo de royalties a Crumb. Después fue demandado (por la Oficina de Impuestos) a pagar una factura de hacienda por valor de 30.000 dólares (teniendo que marcharse momentáneamente a París a vivir mientras negociaba su retorno). Es por estas fechas cuando se divorcia de su esposa Dana."

Durante estos años, encontraremos repartido su trabajo entre decenas de revistas underground, entre ellas Uneeda, Big Ass, Motor City Comics, OZ Magazine, Dirty Laundry, XYZ y otras muchas; en 1968 el Gato Fritz consigue un espacio fijo en la revista Cavalier, desde donde salta a la fama, siendo también por estas fechas cuando Crumb dibuja la famosa portada para el disco Cheap Thrills de Janis Joplin and The Big Brother & The Holding Company, dándose así a conocer en todo el mundo. Pero Crumb no se siente cómodo siendo el centro de todas las miradas, de modo que, cansado de verse expuesto públicamente, rechaza realizar otra portada para los Rolling Stones, así como hacer una aparición como invitado en el popular programa de la televisión norteamericana Saturday Night Live, y se retira de la imagen pública:

"Ni hablar, no quería salir en Saturday Night Live, los Rolling Stones querían que les hiciera la cubierta de un álbum, tuve un par de propuestas así. Después de un año de reconocimiento, de la estupidez de la fama y todo eso, sencillamente dije: ¡a la mierda!. Empecé a dibujar en mis comics la parte más oscura de mí mismo, algo que hasta entonces había mantenido oculto."

Desde principios de los años 70, Crumb se instala en una granja de California donde, además de dibujar, cultiva su otra gran afición: la búsqueda compulsiva de discos antiguos de 78 rpm, recopilando una selectiva colección de miles de ellos fruto de su pasión por la música negra de antes (blues, jazz, honky tonk, etc.), pues no en vano pasó mucho tiempo de su adolescencia visitando las casas de las viejas abuelas negras sureñas en busca de grabaciones en vinilo de sus antepasados:

"Cuando oigo música antigua es de las pocas veces que siento una especie de amor por la humanidad. Es como oír lo mejor que hay en el alma de la gente normal. Es su forma de expresar la conexión con la eternidad o como quieras llamarlo. La música moderna no es así, es una pérdida lamentable que la gente ya no pueda expresarse así. En los años 20 y 30, antes de la explosión de la cultura de masas y los instrumentos eléctricos, florecieron en Estados Unidos y Europa gran número de compañías discográficas que producían toda clase de música en discos de 78 rpm. Había música bailable, blues, "jug bands" (grupos que tocan instrumentos no convencionales como jarras, botellas, etc.), country, folk y jazz. Existía una relación mayor entre músico y oyente en aquellos días, cuando uno aún se sabía las letras de las canciones. Hacia los años 40, los músicos profesionalesse habían desembarazado de todos los marginales, así como de gran parte de la imaginación y el ingenio."


En 1975, el Ministerio de Hacienda de los EE.UU. amenazó con confiscarle la famosa colección por no pagar impuestos, pero afortunadamente los amigos y fans de Crumb le mandaron -en respuesta a su elocuente petición de ayuda- el suficiente dinero para pagar el rescate. Además de para darle semejantes quebraderos de cabeza (y para conocer al guionista Harvey Pekar, con quien comparte afición por La Música y por los comics, dando lugar a un mano a mano en el American Splendor de 1976), la colección de discos también ha servido de musa inspiradora en la creación -en 1972- de una banda de swing, la Keep on Truckin´ Orchestra (posteriormente reconvertida en los Cheap Suit Serenaders), compuesta por el propio Crumb -banjo y vocales- y varios de sus amigos (Bob Armstrong -también dibujante de comics-, Allan Dodge, el realizador Terry Zwigoff, Tom Marion y Bob Brozman) en un variado surtido de instrumentos acústicos, incluido el serrucho. Son los Serenaders músicos caseros que, en calidad de amateurs, hacen sesiones en directo en clubs tan prestigiosos como The Village Gate de Nueva York y The Other Cafe en San Francisco, con un sonido campestre años 20 y 30 de raíces sureñas y múltiples influencias aderezado con letras cachondas rayando en lo absurdo.

Desde 1978 comienzan a editarse varios libros de bocetos del artista, pagando con los beneficios obtenidos por su publicación la enorme deuda que contrajo en el pasado con Hacienda; será en este mismo año cuando Crumb conozca a la que se convertirá en su segunda y actual esposa, la también dibujante de comics Aline Kominsky, con la tendrá una niña por la que Robert babeará en adelante. Para marzo del 81 (tras colaborar únicamente en diversas antologías) decide editar sus propios trabajos, dando a luz a la revista Weirdo (para la que dibujó gran parte de su producción durante los '80 y de la que coordinó junto con Aline veinte entregas alternas de las veintisiete que duró el título) y más tarde a Hup (1987), otro título en solitario esta vez con la editorial independiente Kitchen Sink, en manos del conocido editor underground Dennis Kitchen, que ya desde el 78 había recogido mucho del trabajo de Crumb en su revista independiente Mondo Snarfo.

Si durante los años setenta Crumb exorcizaba los demonios de su propia fama a través de toda una serie de revistas alternativas y minoritarias, los ochenta le verán luchar -con característica autoflagelación- contra la extendida idea de que ha pasado la flor de su vida y obra; todo el trabajo que nos ha ofrecido desde entonces -aunque más escaso- es la prueba irrefutable de que

nunca perdió su talento. De hecho, a mediados de la década la carrera de Crumb cosechó un gran reconocimiento público cuando sus dibujos comenzaron a aparecer en revistas de tirada nacional como Newsweek, People, etc., e incluso hizo una aparición en la cadena de televisión británica BBC; además, su obra se presentó en una de las más prestigiosas galerías de arte de la ciudad de Nueva York bajo el nombre "Psycadelic Solution", mientras que en 1990 el Museo de Arte Moderno de Nueva York incluyó su trabajo en una exposición llamada "High & Low" junto con trabajos de otros famosos dibujantes. Por si fuera poco, comienza a colaborar en prestigiosas revistas como Raw (dirigida por Art Spiegelman), mientras que -paralelamente a la realización de sus comics- inicia su sobria carrera como ilustrador tanto de discos compactos, colecciones de discos antiguos y barajas de antiguos bluesmen como de libros de Bukowski (El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, 1993) o Zane Mairowitz (Kafka para principiantes, 1994).

Los años noventa cogieron a Crumb ya desencantado con la vida en los States, de modo que en 1993 se muda permanentemente de California a un pequeño pueblo del sur francés donde vive feliz y tranquilamente con Aline y su hija Sophie (a las que adora y venera en muchas de sus historietas) en una casa de campo que cambió a su propietario y admirador

personal por seis libros llenos de dibujos y bocetos personales. En 1995 -junto a su esposa Aline- edita dos entregas que aparecen bajo el título de Self-Loathing Comics, en las que esta peculiar pareja nos cuenta las experiencias de su también peculiar vida diaria en el pueblecito francés de Aveyron. Allí será galardonado en 1999 -en reconocimiento a su obra y trayectoria- con el prestigioso Gran Premio del Festival del Comic de Angulema, presidiendo el del año siguiente y auspiciando la exposición que se le dedicó bajo el título ¿Quién teme a Robert Crumb?, que fue motivo de polémica debido al cartel que se iba a emplear como imagen oficial y publicitaria del evento, autocensurado finalmente por mostrar un desnudo que al parecer "resultaba demasiado chocante". En abril de 1995 se estrena "CRUMB"; producida por David Lynch y dirigida por su amigo y violonchelista en los Cheap Suit Serenaders Terry Zwigoff, esta película/documental realiza una deliciosa y detallista disección de la vida y obra del artista de la mano del propio Crumb, que aporta su singular idiosincrasia y particular visión del mundo que le rodea, buceando en sus pasiones y obsesiones más recurrentes en un recorrido que atrapa, sorprende y sobrecoge por momentos al espectador.

Aunque la edad le ha calmado (ya no pone cuernos a sus mujeres -o casi- y no se droga desde hace tiempo -o casi-), se ocupa de su hija y ha vivido un crecimiento espiritual a través de la meditación, Robert Crumb continua inquietándonos "regularmente" con recuerdos de una imaginación febril y alucinada por la que apenas pasan los años, lo que todavía es de agradecer en el mundo de uniformidad mental global en el tanto él como nosotros vivimos. En la actualidad -y por desgracia- dibuja cada vez menos comics, mientras que (en contraprestación) aparecen con más frecuencia libros con sus bocetos e ilustraciones más intimistas, como son Miettes (Migajas), The R. Crumb Handbook (que incluye autobiografía, una enorme recopilación de viñetas y un cd con grabaciones del propio Crumb acompañado por diferentes grupos realizadas entre 1972 y 2003), los numerosos Crumb´s Sketchbook (diarios ilustrados) o Waiting for Food y Waiting for Breakfast, todos ellos magníficas muestras de un humor más irónico, refinado e hiriente, o si se quiere, simplemente más maduro y meditativo.

Fuente: http://webalrobertcrumb.iespana.es/



lunes, 1 de septiembre de 2008

WYNTON MARSALIS + WILLIE NELSON : JAZZ + COUNTRY = BLUES


VIERNES 05/09/2008 22:00 HS.

Uno encarna la figura del músico conservador de jazz, siempre impecable, dispuesto a delinear los límites de cada género, niño mimado de las revistas especializadas y número puesto en los Grammy. El otro es una leyenda del country, de la América forajida, la militancia por la legalización y empecinado defensor de la palabra “tocar” en vez de “ensayar”. Juntos, registraron dos conciertos en vivo, con la banda de Wynton Marsalis, la armónica de Willie Nelson y un repertorio de diez clásicos norteamericanos. Two Men With The Blues es el feliz e inspiradísimo recuerdo de esas noches.

Uno de chaleco y corbata, y el otro con un sombrero de cowboy y una suerte de colorida bufanda que opaca el hecho de que también lleva traje. Wynton con su trompeta, claro. Y Willie con Trigger, su destartalada e histórica guitarra. En la foto de portada de Two Men With The Blues, el disco que reúne por primera vez al jazzmen Wynton Marsalis con el héroe del country Willie Nelson, cada uno de ellos encarna el personaje que se han ido creando durante el transcurso de toda su carrera: el primero como el gran conservador del jazz, el segundo como un outlaw, o sea: un fuera de la ley. Aunque, claro está, ni uno ni el otro lo sean tanto. Porque si bien Marsalis ha sido recurrentemente puntilloso respecto a los límites del jazz más clásico, siempre que no han estado en discusión se mostró dispuesto a cruzarlos, trompeta en mano. Y porque, a sus 75 años, aún los gestos más rebeldes de Nelson –incluso su legendaria reivindicación del uso de la marihuana– a esta altura también son clásicos.

Acompañados por el habitual cuarteto de Marsalis –Ali Jackson en batería, Carlos Henríquez en bajo, Dan Nimmer en piano y Walter Blandig en saxo– con el agregado del armoniquista de Nelson, Mickey Raphael, estos dos hombres con el blues han logrado uno de esos discos que más se celebran: los que pueden alegrar tanto la noche del sábado como acompañar la mañana del domingo. Con apenas diez temas que abarcan lo más clásico del repertorio de la canción norteamericana –desde la inmortal “Stardust” de Hoagy Carmichael hasta “Rainy Day Blues” del propio Nelson, pasando por la tan blusera “Caldonia” como el no menos clásico “Bright Lights Big City” de Jimmy Reed–, Nelson y Marsalis se entregan a una auténtica fiesta musical, en la que tanto estrellas como músicos acompañantes tocan con una envidiable soltura, al punto de que incluso parece sencillo hacer lo que hacen. Y lo que hacen es música sin ninguna etiqueta.

“Las etiquetas fueron inventadas para poder vender la música”, dice Nelson. “Tenés que saber cómo llamar algo antes de poder venderlo. Así fue como al blues lo bautizaron blues, y lo mismo pasó con el jazz, bluegrass, gospel y lo que sea. Pero hay cierta música que lo abarca todo, con la que no hay etiqueta que valga. Y esa es justamente la que a mí me gusta tocar.”

COMO EN CASA

Cuando le preguntan qué significa tocar junto a Wynton Marsalis, Nelson sabe bromear al respecto, y al mismo tiempo ser preciso: “Me encanta tocar con él porque uno sabe que el pianista no va a llegar borracho, y sea lo que sea que resulte, va a valer la pena escucharlo”. Y agrega: “Estas canciones, hechas así, con este grupo... es algo que nunca se hizo antes. No importa lo que yo haga: si ponés a Wynton y estos tipos alrededor, eso lleva todo a otro nivel”.

Nacido en Nueva Orleans en 1961, hijo del pianista Ellis Marsalis y hermano menor del saxofonista Brandford, Wynton es –desde su temprana y contundente aparición en escena en los ’80– una de las grandes figuras del jazz moderno. Virtuoso y erudito, ha incursionado también en la música clásica, y no sólo es número puesto en cada ceremonia de los Grammy sino que también supo ser el primer músico de jazz en ganar un premio Pulitzer. Pero semejante currículum, por más contundente que sea, no puede menos que empalidecer ante la figura de alguien como Willie Nelson. Cuando la periodista Lorraine Ali de Newsweek les mencionó tanto a Nelson como a Wynton que su disco estaba siendo presentado como un encuentro entre dos iconos norteamericanos, Marsalis se apresuró a responder: “Yo no soy un icono, Nelson lo es”. Aunque Nelson no fue menos rápido al agregar: “Pensé que un icono era una de esas cositas en la pantalla de tu computadora. Yo no soy uno de ellos”.

Pero si alguien puede ser considerado un icono norteamericano, ese es Willie Nelson que, después de la muerte de Johnny Cash y Waylon Jennings, tal vez sea el último de las grandes leyendas vivas –junto a Merle Haggard– del country. Nacido en Texas en 1933, cuenta su leyenda que se consagró en los ’60 como compositor de hits para figuras como la inolvidable Patsy Cline antes de convertirse junto a Jennings en una figura de culto dentro del movimiento de los fuera de la ley del country de los ’70. De entonces y hasta ahora, Nelson –como Gieco– tocó con todos e hizo de todo, con sus altos y sus bajos. Pero últimamente parece estar en su mejor momento: no sólo apareció en la portada de la legendaria revista pro-marihuana High Times y lideró un reciente megaconcierto en beneficio de las víctimas del tsunami, sino que –aunque nunca fue mayormente conocido fuera de las fronteras de la música norteamericana– su versión de “Señor” (Tales of Yankee Power) en la banda de sonido de I’m Not There se destaca claramente dentro de ese virtual quién es quién de la última generación de la música anglosajona. Con 75 años recién cumplidos, lo más lógico es esperar que Nelson afloje un poco la marcha. “No creo que sea una buena idea”, responde. “¿Cómo es el viejo dicho? No mires hacia atrás, alguien puede estar alcanzándote.”

Cuando, en la misma entrevista, Lorraine Ali preguntó si era intimidante trabajar con semejante figura, Wynton tal vez haya revelado el gran secreto de la longevidad de su compinche Willie (y del disco que acaban de editar juntos, ¿por qué no?): “He estado alrededor de músicos toda mi vida, y participé de toda clase de shows. Cuando tenía 22 años toqué con una orquesta filarmónica... ¡Eso sí que fue intimidante! Pero este hombre es natural. Hace que te sientas como en casa”.

ALCANZA CON TOCAR

Con semejante repaso de la figura de Willie Nelson, ahora ya no suena tan extraño que los dos shows de enero del año pasado donde se grabó lo que terminó siendo Two Wen With The Blues hayan sido presentados originalmente como Willie Nelson Sings The Blues. Aquellas veladas formaron parte de una serie de conciertos bautizada como Singers Over Manhattan, algo así como Cantantes sobre Manhattan, un título que se refiere casi literalmente a la extraordinaria vista sobre la ciudad que se tiene desde el enorme ventanal que hace las veces de fondo del escenario del paquetísimo The Allen Room del legendario Lincoln Center neoyorquino, del que Wynton es el director artístico del área de jazz. “No me acuerdo cuándo fue la primera vez que tocamos juntos, pero fue en un concierto benéfico que celebraba al jazz y el blues, en el Lincoln Center. Además de Willie, los invitados eran Ray Charles, B. B. King y Eric Clapton. Y me acuerdo que, cuando ensayamos con Willie, entró y se puso a tocar directamente. No dijo casi nada de comienzo a fin del ensayo, y es algo con lo que bromeo desde entonces y se lo recuerdo todo el tiempo”. En realidad, lo más legendario de los ensayos de Nelson es que casi ni existen. “Willie no hace dos o tres tomas, sólo una. Con eso le alcanza. Y así es como grabamos: casi en vivo”, bromea el trompetista. Willie confirma la leyenda: “Si uno puede tocar, ¿para qué ensayar? Alcanza con tocar”.

Una de las consideraciones más recurrentes en las unánimemente elogiosas reseñas de Two Men With The Blues es la aparente reunión de agua y aceite que significa, a priori, un dúo entre ambos opuestos: entre el jazz y el country, entre tradición y rebeldía. Pero tanto Willie como Wynton desmontan rápidamente el posible enfrentamiento. “No necesitamos traducir nada de lo que hacemos, ya que venimos de la misma experiencia norteamericana”, dice Marsalis. “A las canciones que Willie escogió para tocar, como ‘Bright Lights, Big City’ o ‘Basin Street Blues’, no necesitamos hacerles ningún arreglo. Crecimos tocando eso. No hubo ni una sola vez que debimos detenernos para preguntarle: ¿Qué querés decir con eso? Estuvimos juntos todo el tiempo.” Nelson insiste en que los dos tocan la misma música, se llame como se llame. ¿Algún ejemplo de eso? “My Bucket’s Got A Hole In It”, responde Willie. “Siempre lo consideré como un tema country, hasta que me enteré que Wynton la toca a su manera... ¡y mejor que yo! Así que me di cuenta que esa canción lleva dando vueltas tanto tiempo, que hace mucho que cruzó la frontera de Texas.”

Conocedor de la historia de su género, Marsalis recuerda que el primer cruce entre el jazz y el country se remonta a los años ’30, cuando Louis Armstrong grabó junto a Jimmy Rodgers el tema “Blue Yodel No. 9”. Pero recuerda la extraordinaria vista de Manhattan desde el escenario del Allen Room para terminar resumiendo que, en realidad, Two Men With The Blues muestra el encuentro entre la ciudad y campo. “La armónica de Mickey Raphael es el sonido del tren, y nosotros somos el ruido de las bocinas de los autos”, dice en el video promocional del disco, señalando su trompeta. Y remata, refiriéndose a Willie: “La gente lo ama por su integridad”, explica. “Pero además por la cantidad de música que conoce. Es la verdadera definición de un músico de raíz norteamericana. Sabe de blues, de country, jazz, pop y música de Nueva Orleans. Y además es un músico natural.” Ahora bien: ya hicieron juntos un disco de blues, ¿para cuándo el de country? El que responde es Willie Nelson: “¡Es el que acabamos de hacer!”.

Por Martín Pérez (Página 12 - 31/08/2008)

miércoles, 13 de agosto de 2008

CASI CUATROCIENTOS AÑOS DE BLUES ARRIBA DE UN ESCENARIO


VIERNES 15/08/2008 22:00 HS.

En octubre del año 2004 cuatro de las más grandes leyendas del blues se reunieron en Dallas (Texas) para brindar un espectáculo inolvidable. En ese momento sus edades iban de los 89 a los 94 años y habían recibido el "National Endowment for the Arts Heritage Fellowship Award", que es el mas alto honor en USA para las artes tradicionales.
Estos músicos dedicaron su vida entera al blues y esa noche en el Majestic lo demostraron.
Henry James Townsend, Joe Willie “Pinetop” Perkins, David "Honeyboy" Edwards y
Robert Lockwood, Jr. nos visitan este viernes en AZOTEA BLUES!...por supuesto con su música.

jueves, 7 de agosto de 2008

SLIDE A TRAVES DE LOS AÑOS!!! PROGRAMA DEL VIERNES 08.08.08


Suelen aparecer genios del slide de a uno o dos por cada generación de bluesmen...

Desde los primeros acústicos de Son House, Blind Willie Johnson o Robert Johnson, la revolución de las primeras guitarras amplificadas con intérpretes como Elmore James o el propio Muddy Waters, pasando por Earl Hooker en Chicago en los 60 o los impactantes sliders del rock-blues de los 70 Johnny Winter o Duane Allman, hasta nuestro presente con la figura casi excluyente de Dave Hole (foto), el slide como técnica y estilo de viola ha tomado siempre un tinte distintivo.

Azotea Blues te presenta este viernes un recorrido de este estilo para guardarlo en tu memoria...

domingo, 22 de junio de 2008

1.965-HISTORIA DE UNA FOTO...Viernes 04.07.08 a las 22.00 hs.


Esta es la única foto de Son House, Skip James y Mississippi John Hurt juntos.
Fue tomada en el backstage del Newport Folk Festival en 1.965.
Estos tres fenómenos venían desarrollando tres estilos bien diferentes del blues de Mississipi, y no se conocieron sino hasta que fueron redescubiertos, en los ´60 . Figura clave y artífice de todo esto: un tipo muy importante en el redescubrimiento del blues, Dick Waterman.
La historia será contada en nuestro programa del viernes 04.07.